Mental Fatigue and Physical Activity in Secondary School Students: A Longitudinal Analysis
Autores:
Rosa Ayuso Moreno – Universidad de Extremadura
Rubén Llanos Muñoz – Universidad de Extremadura
David Lobo Triviño – Universidad de Extremadura
Jorge Polo Tejada – Universidad de Extremadura
Resumen:
Introdución:
Mental fatigue (MF) is a psychobiological state resulting from prolonged cognitive effort, affecting performance in various domains, including education (Hornsby et al., 2016; Van Cutsem et al., 2017). Adolescents are particularly vulnerable due to academic demands, sedentary behavior, and social pressures (Chaddock-Heyman et al., 2018; Lee et al., 2021). Research suggests physical activity (PA) may help reduce MF, but evidence in school contexts is limited (Frömel et al., 2020). This study examines changes in MF during a school term and its relationship with PA, exploring whether higher PA levels are linked to lower cognitive exhaustion in secondary students».
Objetivos:
Assess changes in MF from the start (M1) to the end of the school term (M2) – Examine whether PA levels correlate with MF at both time points – Explore whether students with different PA levels experience different changes in MF over time. This study seeks to clarify how MF evolves in adolescent students and whether PA is related to cognitive exhaustion. Findings may inform school-based interventions aimed at improving students’ well-being and academic engagement.»
Metodología:
A quantitative study was conducted with N = 662 secondary school students (Years 9 and 10; equivalent to 3rd and 4th ESO). MF was measured using a 100mm Visual Analogue Scale (VAS-100mm), a validated tool for assessing subjective fatigue (Díaz-García et al., 2022). PA was categorised into five levels (0 = «»None»» to 4 = «»More than 7 hours per week»»). Assessments were conducted at two time points:
– M1: Beginning of term
– M2: End of term
Analyses included descriptive statistics, paired-sample t-tests, Spearman’s correlations, and ANOVA to evaluate MF progression and its association with PA.»
Resultados:
– MF increased significantly from M1 (M = 4.37, SD = 2.28) to M2 (M = 5.42, SD = 2.46; p < .001), suggesting heightened fatigue at term’s end
– Higher PA levels correlated with lower MF, though weakly (M1: r = -0.159, p < .001; M2: r = -0.115, p = .003)
– ANOVA showed significant differences in MF between PA groups (M1: F(4, 610) = 4.817, p < .001; M2: F(4, 657) = 2.881, p = .022), but effect sizes were small
These findings suggest PA may play a role in MF reduction, though other factors likely contribute»
Discusión:
«MF significantly increased over the school term, supporting research linking prolonged academic demands with cognitive exhaustion (Beiter et al., 2015; Van Cutsem et al., 2022). The weak but significant correlation between PA and MF aligns with studies suggesting PA as a potential protective factor (Chaddock-Heyman et al., 2018; Frömel et al., 2020). However, the small effect sizes indicate that MF is likely influenced by multiple variables, including stress, sleep, and workload (Lee et al., 2021). While this study does not establish a predictive relationship between PA and MF, it highlights the need for further research exploring causal mechanisms. Future studies could investigate whether structured PA programs contribute to reducing adolescent fatigue and improving cognitive resilience.»
Palabras clave:
Mental fatigue, physical activity, students
Preguntas y comentarios al autor/es
Damos cierre a nuestro espacio de diálogo del I Congreso Internacional de Jóvenes Investigadores INICIAte: Humanizando la investigación científica: la persona en el centro del proceso.
Queremos agradecer profundamente a cada ponente por su valiosa participación, por compartir sus saberes, sus preguntas y sus búsquedas. Han hecho de este espacio un verdadero lugar de encuentro y reflexión.
Nos vamos con el corazón lleno de inspiración y con la certeza de que es posible hacer ciencia desde el respeto, la humanidad y el compromiso con la persona. Esperamos reencontrarnos en una próxima edición, con nuevas voces, nuevas investigaciones y el mismo deseo de seguir creciendo juntos.
¡Hasta pronto y gracias por ser parte de este evento!
6 Comentarios
Para quienes estáis escuchando, os lanzo algunas preguntas para reflexionar (si queréis, podéis responder por el chat):
1️⃣ ¿Hasta qué punto os sentís mentalmente fatigados/as en vuestra jornada diaria de estudio o trabajo? (Podéis usar una escala del 1 al 10 si os resulta más fácil).
2️⃣ ¿Pensáis que el nivel de actividad física que tenéis influye en cómo os sentís mentalmente al final del día? ¿Por qué?
3️⃣ Y por último… si pudierais cambiar algo en vuestra rutina diaria para reducir esa fatiga mental, ¿qué cambiaríais?
¡Hola, Rosa! Quiero felicitarte por tu ponencia. Me pareció realmente interesante.
Acerca de las preguntas que has hecho, te respondo:
1. Depende mucho del día, pero en una jornada normal diría que mi fatiga mental está entre un 6 y 7. Hay momentos de alta concentración que me dejan bastante agotada.
2. Definitivamente creo que mi nivel de actividad física influye positivamente. Cuando hago ejercicio regularmente, me siento con más energía mental durante el día y menos fatigada al final, también me ayuda combatir la somnolencia de media tarde. Ha sido particularmente beneficioso para liberar tensión y mejorar la calidad de mi sueño
3. Intentaría establecer límites más claros entre el tiempo de estudio o trabajo y el tiempo de descanso. Desconectar completamente al final de la jornada creo que es crucial para la recuperación mental.
¡Hola! Un gusto. Soy estudiante de Psicología y también trabajo, en general mi nivel de fatiga mental, puede rondar alrededor de los 7 puntos, aunque claro que varía según el momento del semestre, la carga de trabajo y académica, las horas de sueño, etc. No me queda duda de que la actividad física influye sobre mi nivel de fatiga mental, noto una diferencia importante en mi atención sostenida, estado de alerta e incluso control de mis emociones cuando hago ejercicio que cuando no. Si pudiera cambiar algo de mi rutina diaria, sería al cantidad de horas de sueño, ya que muchas veces se ve reducida por las tareas que me quedan pendientes por hacer luego de la jornada diaria, y más aun cuando dedico parte de ese tiempo a ejercitarme. En conclusión y en relación a los resultados de su estudio, es interesante ver que efectivamente la actividad física puede ser un factor protector ante la fatiga mental, sin embargo, coincido en que es uno entre múltiples factores que habría que tomar en cuenta al tratar de prevenir altos niveles de fatiga. Por lo tanto, quisiera saber qué otros factores propondrían abarcar en futuras investigaciones,
Luego de terminarla, me quedaron algunas preguntas. El estudio revela un incremento general de la fatiga mental hacia el final del trimestre. ¿Qué mecanismos específicos del entorno escolar consideran que podrían contribuir a este aumento progresivo?
A pesar de la divulgación de los beneficios de la actividad física, muchos jóvenes aún enfrentan dificultades o muestran resistencia para integrarla en su rutina diaria. Considerando las demandas académicas y las presiones adolescentes, ¿cómo podríamos promover la actividad física de manera que se perciba no como una carga adicional, sino como una herramienta para mejorar su rendimiento y bienestar general?
Gracias de antemano.
¡Hola, Elena! Muchísimas gracias por tus aportaciones y por el interés en el estudio! Me alegra mucho que la ponencia te haya parecido interesante.
En cuanto a tus respuestas a las preguntas, me encanta cómo conectas tu experiencia personal con la actividad física y la fatiga mental, además, coincido totalmente en que establecer límites claros entre el trabajo o estudio y el descanso es clave para la recuperación mental, y además, muchas veces es algo que pasamos por alto.
Respecto a las cuestiones que planteas después, son muy pertinentes:
Sobre los mecanismos escolares que podrían contribuir al aumento de la fatiga mental, observamos que el final de trimestre suele concentrar una mayor carga académica (exámenes, entregas, evaluaciones), lo cual eleva los niveles de estrés. A esto se suma la falta de sueño y el escaso tiempo libre, las horas frente a la pantalla…. La presión social y la búsqueda de rendimiento también son factores que contribuyen a ese agotamiento progresivo.
Respecto a cómo promover la actividad física sin que se perciba como una obligación más, creemos que es fundamental integrarla desde una perspectiva de bienestar y disfrute, no solo como “algo saludable”. Algunas ideas que se están explorando en programas escolares incluyen: Espacios de movimiento libre en la jornada lectiva (breves pausas activas, recreos activos, metodologías fisicamente activas en otras áreas (p.e. matemáticas)). Ampliar la oferta de actividades extraescolares con opciones variadas y atractivas (danza, deportes alternativos, juegos cooperativos). Y promover una cultura escolar que valore el movimiento no solo desde el rendimiento físico, sino como una vía para regular emociones, mejorar el humor y favorecer la concentración.
La clave estaría en escuchar al alumnado y diseñar propuestas flexibles y motivadoras. Como bien dices, no se trata de añadir presión, sino de ofrecer herramientas para que se sientan mejor y más capaces de afrontar los retos del día a día.
¡Seguimos en contacto si te interesa profundizar más en alguno de estos temas!
¡Hola! Muchas gracias por tomarte el tiempo de responder mis preguntas. Fuiste muy clara en el abordaje de ellas. Nuevamente felicidades por su trabajo.
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